Ha llegado a mis manos el programa del simposio “Espanya contra Cataluña: una mirada històrica (1714-2014)” organizado por el Centre d’Història Contemporània de Catalunya, dependiente del Departament de Presidència de la Generalitat y la Societat Catalana d’Estudis Històrics. Como uno es historiador todas estas cosas son de mi interés y no puedo decir que me haya dejado indiferente y tampoco que no me haya hecho reflexionar sobre este mi oficio. Antes de comentar con cierta profundidad haré una declaración de principios ya que cuando alguien lea lo que viene me va a poner una etiqueta y hasta puede que me incluya en alguna lista. Para mi enseñar historia, porque creo que es la labor principal de un historiador, es explicarlo todo, lo que gusta y lo que no gusta, y comprenderlo todo, hasta el peor periodo para entender su mecanismo y no se nos plante de nuevo delante de nuestras narices y no lo reconozcamos. Y también explico historia para que las futuras generaciones crezcan en libertad, democracia e igualdad con sentido crítico y humanista… Y como sé lo que va a pasar ya digo de antemano que no soy nacionalista, ni de aquí ni de allá, mis ideas van por otros derroteros más universalistas que engloban los valores citados anteriormente.
Y vamos con el simposio, noble palabra que remite a cultura y conocimiento ya que es un espacio donde los especialistas discuten sobre el tema a tratar. Ciertamente he estado en algunos y hasta ahora siempre había sido así. Pero vayamos por parte,s en primer lugar nadie discute que se pueda hacer una indagación de especialistas desde 1714 hasta ahora, lo que ocurre es que pegar un brochazo de 300 años siempre va a dejar algo en el tintero, una cuestión que a mí personalmente me preocupa mucho ya que es uno de los problemas de explicar historia, “manca finezza” dicen los italianos pero que no parece quitar el sueño a los ponentes. Para empezar el título, “Espanya contra Catalunya”, yo pensaba que un simposio especializado debería de tener un título donde no se aventure de entrada la conclusión pero cuando ves cómo se plantean las jornadas se comprende y traduzco directamente del folleto: “…El objetivo es analizar con criterios históricos, desde el siglo XVIII hasta nuestros días, las consecuencias que ha tenido para el país la acción política, casi siempre de carácter represivo, del Estado español en relación a Cataluña..” “…Los diversos ponentes analizarán las condiciones de opresión nacional que ha sufrido el pueblo catalán al largo de estos siglos, las cuales han impedido el pleno desarrollo político, social, cultural y económico de Cataluña…” Tras esta declaración está claro que no es lo que yo, y ya sé que no soy autoridad ni pertenezco a las rimbombantes instituciones organizadoras, entiendo por un simposio de historia. Pero continúo con el contenido, a la lección inaugural que impartirá el doctor Fontana, uno de mis referentes y al que tengo un respeto que no va a decaer por esto, siguen una serie de exposiciones agrupadas en temas como “La repressió institucional, política i administrativa” “La repressió económica i social” i “La repressió cultural i lingüística” donde encontramos algunas charlas tan sugerentes como “Tres-cents anys d’espanyolisme a Catalunya” “L’apoteosi del espoli: segle XX” o “La falsificació de la historia”. No pongo en duda los conocimientos de los ponentes, sobre todo si saben de lo que tienen que hablar porque o mucho me equivoco, o no es el lugar más apropiado para rebajar el espíritu patriótico que se avecina para el 2014, aunque sí me llama la atención que algunos temas como el último mencionado no esté en manos de un historiador. Pero no pasa nada, seguro que sabe mucho de la falsificación de la historia.
Sé que el simposio está siendo vilipendiado desde los sectores contrarios y retrógrados del otro lado pero supongo que es algo esperado y servirá para victimizarse que es una de las habituales maniobras nacionalistas, porque eso es lo que es este simposio un acto de exaltación nacionalista… legítimo ¿por qué no? Pero no un simposio de historia por mucho que el director del evento trate de darle tono científico. Que la historia sirva para justificar la actual deriva de la derecha catalana acompañada de ERC y algunos sectores de la izquierda con problemas de identidad no es algo excepcional como demuestra, precisamente la historia, siempre al servicio del que manda y que no duda en inventar y justificar lo injustificable. Recuerdo situaciones anteriores, sin ir más lejos en 1935 Vicens Vives, maestro de historiadores, fue atacado por Antoni Rovira i Virgili, por falta de sensibilidad catalana y se abrió una polémica en la que Vicens respondió acusando a los historiadores vinculados al tradicionalista Institut d’Estudis Catalans, de abordar la historia de Cataluña desde una postura ideológica preconcebida, esto lo cita John H. Elliott, en “Haciendo historia”, Taurus, 2012, por cierto uno de los que ha dicho, y supongo que nadie duda de su autoridad de hispanista reconocido y autor de “El conde-duque de Olivares”, bueno sí, los que asistieron a su conferencia en Barcelona y como no dijo lo que querían oír, se enfadaron, incluido el entonces president Jordi Pujol. Pues bien Elliott ha dicho que sólo con el título el asunto no merece mayor interés. Por no mencionar que igual para convertirlo en un verdadero simposio de historia habría que haber invitado a profesionales, digámoslo así, del otro lado, pero no.
En fin que me fastidia la manipulación de la historia que el nacionalismo y la política hacen para justificar lo que es difícilmente justificable, que semejantes juegos en nombre de una “verdad histórica” acaban en perversidades dogmáticas y maniqueas y una última reflexión, qué difícil es ejercer un oficio en el que construir algo tanto cuesta y que venga cualquiera y en un segundo haciendo uso de sentimiento y cosas ajenas a la historia y con poderío económico y mediático y por supuesto ninguna vergüenza ni pudor lo triture emponzoñando una ciencia humanista convirtiéndola en algo que enfrenta, que borra lo que no interesa, y que aborrece de cualquier espíritu crítico, no sea que se desmonte el negocio… Todo lo contrario de lo que, modestamente por supuesto, pienso que es la historia.
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