Dice el presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo en una entrevista en «El País» (14/8/22) que “El decreto energético es un acto de autoritarismo» por parte del gobierno. A continuación el alcalde de Madrid y la presidenta, perdón la Presidenta de Madrid y el alcalde, salieron en tromba para acusar al gobierno de autoritario, ilegítimo, con voluntad totalitaria y bla,bla,bla, en esa pelea interna que tienen por ser mas papistas que el Papa o, sencillamente, a ver quien manda de verdad en ese partido, que se ve consiste en quién la dice más gorda. Y cómo saben de todo, justificaban con evidente intención intelectual los términos acusatorios.
Hay un libro que todo el mundo debería leer, cosa que no sucederá jamás y, me temo, que mucho menos los nombrados. Se trata de «Los orígenes del totalitarismo» de Hanna Arendt, cuya integridad y formación intelectual creo personalmente que es muy superior, a la de los anteriormente citados. O, por lo menos, hizo lo que toda buena intelectual debe hacer, advertirnos y justificar esa advertencia de manera racional y elaborada. La primera muy básica, no juegues con las palabras. Puede ser por desconocimiento, ignorancia, idiotez o por, y esto es peor, sí que sé que es, pero me interesa agitarla para que alguien pique por interés personal.
Pues bien, la filósofa y politóloga alemana de origen judío, ya saben lo que eso significaba en los años 30 del pasado siglo, dijo del «totalitarismo» algunas cosas. Y aunque ya sé que es casi infantil este pataleo mío, y los que deberían enterarse no lo van a hacer y dirán más temprano que tarde una mayor, hago uso de la vieja pero vigente cita marxista «Dejar el error sin refutación es una inmoralidad intelectual»
- «Totalitarismo» como concepto se aplica una serie de regímenes: nazismo, estalinismo, el fascismo de Mussolini y el comunismo de China, Corea del Norte y países de la Europa del Este. Me atrevería a añadir aquellos que Hanna Arendt no pudo añadir por su muerte en 1975, Argentina, Chile y hoy en día Afganistán (añádase lo que se quiera, pero justificadamente). La filósofa tomó como ejemplo de su exposición Alemania y la URSS.
- Siempre según Hanna Arendt el totalitarismo es diferente de otras formas de gobierno calificadas de autoritarismo como el despotismo, la tiranía o la dictadura. Ya sabemos que nuestros próceres conservadores consideran que son sinónimos.
- Relación entre el jefe y la masa y la presencia de una élite reducidísima alrededor de él.
- Totalitarismo es liquidar las estructuras sociales, político-jurídico del país, el sistema de partidos políticos sustituyéndolo por un movimiento de masas y partido único, una policía sin control legal, adoctrinamiento de toda la sociedad, la detención y desaparición de personas y el control total de la información y propaganda con el fin liquidar cualquier tipo de pensamiento libre.
- Aniquilación de la persona anulando la libertad.
Esto someramente es la definición de un estado totalitario.
Cuando se vacían las palabras de su contenido el peligro acecha, y si acecha tiene visos de volverse realidad. Y si se vuelve realidad ahí está la Historia para el que quiera conocerla. Y una de las especialidades totalitarias es vaciar el lenguaje de contenido (consúltese «El lenguaje en el Tercer Reich» de Otto Klemperer)
Utilizar alegremente terminologías con fines políticos por parte de indocumentados que dicen haber estudiado o, vuelvo a repetir, usarlos sabiendo lo que significa, es la antítesis del uso de la inteligencia y de la ética más elemental. Calumniar a un gobierno tachándolo de autoritario, totalitario o lo que sea es eso, una calumnia y conociendo la historia del siglo XX, irresponsable.
Cuando dicen que es un gobierno ilegítimo ¿se dan cuenta de que se están ilegitimando ellos mismos por ser elegidos de la misma manera? ¿Qué ninguna institución democrática, por su propia naturaleza merece ser designada de esa forma?… Y que el poder judicial no puede elegirse a sí mismo (eso sí es un mantra con tufillo sospechoso) porque es un poder del estado y la soberanía es popular.
Se empieza por el jefe, se sigue por comunidades y ayuntamientos y claro los subalternos pues también dicen la suya pero bajando más a lo concreto. Lo que se conoce por una idiotez.
Idiota, persona que molesta a alguien con lo que hace o con lo que dice y que además no va a obtener ningún beneficio con ello. Se podrá decir que depende del lugar que ocupa uno y con que se puede sentir molesto. De acuerdo, tenemos nuestras convicciones e ideas y nos molesta cuando alguien juega o frivoliza con ellas. Pero cuando la cosa va acompañada de alevosía y, llamémosle ignorancia, porque si lo que se dice es a conciencia, estamos hablando de aquello de que el fin justifica los medios que es una cosa muy fea y que, además, viene aderezado con ese estilo que Donald Trump ha inculcado en todos los que desconocen la ética o son analfabetos en busca de la gloria.
Viene todo esto a colación de la penúltima campaña del PP a costa de las medidas de ahorro energético que todos los países de la UE han de aplicar por si a Putin se le ocurre una mañana, o una tarde, cerrar el grifo del gas. Porque este es el panorama. Se ve que de Pirineos para arriba la cosa ha ido como debe ir, pero aquí, en España, resulta que la «leal» (permítanme la ironía, y añadir «por la gloria de mi madre» que diría el gran Chiquito) oposición que acusa de autoritarismo al gobierno, se descuelga por boca de uno de sus portavoces con una cartilla de racionamiento energético. Hay cosas que no sólo son mentiras es que son de mal gusto. Hablar en España de cartilla de racionamiento nos remite a los años cuarenta y cincuenta, los años del hambre que tanto sufrimiento provocaron por mor de una dictadura fascista que acabó con una estado democrático imponiendo el autoritarismo. Es como hacer comparaciones con campos de exterminio en Alemania o cosas así. Si es que al hombre no le da para más, mira, que vaya a estudiar, pero si es a conciencia…
Lo siento, pero no puedo dejar de decirlo. El único país de Europa donde el fascismo ganó la guerra fue en España. Nuestra derecha se educó de esa manera y con la idea de victoria y de que la tierra que pisa es suya. Por eso aquello de que si España se ha de hundir que se hunda que ya la levantaremos nosotros. El poder es suyo, cualquier otra cosa es sinónimo de ilegitimidad ¿les suena?
Entre siglo XX y XXI la izquierda ha gobernado en España 29 años, terrible afrenta para una derecha que quiere que sigamos diciendo aquello de «Los santos inocentes» «A mandar, que para eso estamos»