Socialismo/Comunismo o libertad (II)

Cómo era de esperar la cosa arrecia y amenaza gran tormenta. Al grito de «Socialismo o Libertad» Isabel Díaz Ayuso se dispuso a ponerse al frente de las huestes de la derecha como Juana de Arco reencarnada, alguien habrá pensado en la Loca, pero no. El doctor Ángel Gabilondo iba a ser estigmatizado con toda la batería de exabruptos que la mente de ese probado creador de injurias y barbaridades que es el asesor de la presidenta, Miguel Ángel Rodríguez, pudiera parir, y es mucho. Un hombre no olvidemos de probada fidelidad aznarista. Un Aznar, por otra parte, que ha comenzado a asomar viendo que su sucesor en la presidencia del PP no rinde como de él esperaba. El joven José María que aborrecía de la Constitución que decía que Suárez y Fraga, nada menos, habían traicionado los principios fundamentales del Movimiento, reverdece en el maduro líder que sueña con la gran derecha. Un único partido en el que todas las personas de bien y orden se sientan cómodas vigilando los devaneos de una sociedad que camina por el siglo XXI pero que nunca debió avanzar más allá de 1975. Una clara contradicción, por supuesto con el lema de combate, perdón de campaña, en el que se clama por la libertad, precisamente aquella cercenada continuamente por la ideología de la derecha. Pero claro, ya sabemos que maneja un diccionario muy peculiar donde sus definiciones son dogmas inspirados por una verdad de origen religioso.

Sin embargo, algo ha cambiado, haciendo que los cañones de mayo apunten en otra dirección, el anuncio de la candidatura de Pablo Manuel Iglesias de dejar la vicepresidencia para postularse a la presidencia de la Comunidad de Madrid haciéndolo como buen «trosco» sembrando, de entrada, la cizaña. Proclama quien le va a sustituir señalando con su dedo infalible y le echa una OPA hostil a Más Madrid. De nada le ha servido que si Ayuso y Martinez Almeida son presidenta y alcalde de Madrid es por la división que, sin ningún rubor, practicó dividiendo a la izquierda. Nada raro por otra parte, hay en ese lado auténticos artistas de la destrucción que clamaron porque Salvador Illa siguió de ministro tras ser proclamado candidato y ahora ven perfecto que su líder siga siendo vicepresidente. Isabel Díaz tiene un nuevo enemigo y más apetecible y del cual puede sacar buen rédito. El guerracivilismo está servido, las barbaridades que se van a llamar no tendrán límite y los titulares las acrecentarán y no habrá réplica sin contrarréplica en una espiral sin fin donde el terreno quedará baldío y no habrá prisioneros.

Polarizar unas elecciones es moneda corriente y de hecho son su naturaleza, proyectos diferenciados a elección de la ciudadanía. Pero hoy eso ya no es así, aunque debería ya que diferentes cuestiones sustituyen a lo fundamental azuzadas por partidos y medios. Ada Colau llegó a la alcaldía de Barcelona al presentar un enfrentamiento directo y, absolutamente postizo, con Trias azuzado desde los medios y eliminando al resto de la ecuación. El «procés» convirtió cualquier elección en Cataluña en un referéndum haciendo todo tipo de lecturas excepto la de verdad, políticas conservadoras frente a progresistas. Cualquier argumento ajeno a la gestión, es decir, al bienestar de la ciudadanía, es utilizado con fruición, lo otro exige formación, trabajo y responsabilidad. Díaz Ayuso se frota las manos, y cambia el lema «Comunismo o Libertad», un eslogan cargado de polvo y naftalina, pero también de odio y olvido de todo lo acontecido en España pero ¿qué más da? El viejo Aznar rejuvenecido desde las FAES (Santiago Carrillo decía que era la abreviatura de Falange Española) y con la esperanza, no podrá ser de otra manera, de ver a la ultraderecha dirigiendo la educación, cultura o vete tú a saber qué. El tsunami supera aquel rompeolas de las Españas que cantó Machado. ¿Y Pablo Manuel? Va a poder hacer lo que mejor se le da, cuanto peor, mejor, lo que no se sabe es para quién. Eso sí, tendrá ocurrencias sin parar y dirá esas cosas con tanta naftalina como las de la presidenta, tomar el cielo por asalto y otras. Lo que pasa es que a diferencia de la derecha su argumento es «de derrota en derrota» lo que pasa es que como buen destructor no quiere ni desea la victoria final, ese lugar de resonancias bíblicas al que de manera inexorable nos ha de conducir la historia.

¿Y el socialismo? Ángel Gabilondo, un profesor, cómo él mismo se presenta. Tratará de encontrar su espacio entre los populismos de corte «trumpista» contraponiendo lo que debe ser la política frente a lo que no debe ser. Y no sólo serán los otros candidatos serán los medios incluidos algunos de izquierdas que disfrutan más de titulares sangrantes y que gustan de líderes de colmillo afilado y mensaje vacío. Le han llamado de todo pero yo, si es que sirve de algo, confío en él y por eso he puesto una foto de la que estoy muy orgulloso, hecha tras una conversación sobre educación que tuvimos tras acercarme a él para expresarle mi agradecimiento por su saber. Animo a todos esos que dicen de él que no tiene perfil, que es soso, que no se entera y demás zarandajas mientras unos jalean el gesto castizo de quien reparte bocadillos de calamares y otros justifican que Pablo Manuel pida sin ambages encabezar la lista de los que han estado dando el callo en Madrid estos años, llega el líder que todos esperaban cual Lenin poniendo el pie en la estación Finladia de San Petersburgo. Pues bien, les animo, repito, a poner en youtube «Conferencia de Ángel Gabilondo» y no hay que mirar cuando habla de política, escúchenle hablar de Descartes, de Kant, de Cervantes, de Platón, sin tonterías, con humor, sí con humor, cuando es necesario. No puedo imaginar a los demás hablar con tanto sosiego, conocimiento, de los que han marcado la historia del pensamiento. Y escúchenle hablar de educación, de las necesidades culturales de las personas. Alguien puede decir que se dedique a los suyo pero ese mismo no lo dirá de Díaz Ayuso, periodista que mantenía el perfil de twitter de Pecas, el perro de su jefa Aguirre o el original Pablo que se subía a la mesa para ver el mundo de otra manera, lástima que mucho hemos visto «El club de los poetas muertos» y que a diferencia del inolvidable señor Keating (Robin Williams) se olvidó de que hay más ángulos de visión que el suyo.

La política no da muchas alegrías y cuando ves que se cae por un barranco desespera, cuando ves que la razón y la sensatez son oscurecidas por la ocurrencia y el insulto, por la hipérbole desmedida, por no enmendar el error, porque nunca se cometen. Los salvadores nunca han llevado a ningún sitio, la razón y el diálogo sí. Cuando la inteligencia se pone al servicio de lo visceral, de la barbaridad vacía de contenido, la ética y la política, saltan por la ventana.

Antes he mencionado a Machado y el rompeolas así que terminaré con el poema sabiendo a quién, sin lugar a dudas, votaría don Antonio

Madrid, Madrid; qué bien tu nombre suena,
rompeolas de todas las Españas!
La tierra se desgarra, el cielo truena,
tú sonríes con plomo en las entrañas.

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