Confusión

De un tiempo a esta parte, y ejemplos podríamos encontrar en la historia, creo que la confusión se ha establecido en el mundo de la política. Elementos que se han profesionalizado introduciendo de todo sin saber, parece ser, lo básico y olvidando todo aquello que convirtió ese arte en eso, un arte. No voy a decir nombres, pero si se está de acuerdo con esta descripción inicial a todo el mundo le vendrán a su memoria.

Vamos con el caso que nos ocupa y que no es otro que los resultados de las elecciones catalanas del 14 de febrero. En unas elecciones se presentan partidos a título individual con la voluntad de resultar vencedores con la más amplia diferencia posible con el segundo. Después la aritmética parlamentaria manda a la hora de elegir un gobierno, lógica de los regímenes parlamentarios. Se puede gobernar en coalición, en minoría con apoyos puntuales y si la cosa no tira pues vuelta a las urnas. Una coalición significa ponerse de acuerdo con los más afines ideológicamente para no distorsionar las propuestas de gobierno, las cosas físicas que inciden en la vida de los ciudadanos, con las metafísicas ahora iré. Incluso cabría la posibilidad, Alemania, de coalición de los dos grandes partidos con un programa de mínimos, repito de cosas físicas.

El caso español no concibe un tipo de coalición a la alemna por motivos históricos, que ahora no hay que desgranar. Nadie entendería una alianza PSOE-PP y lo mismo a nadie puede extrañar un PSOE-Podemos o un PP-C’S-VOX. Pero en Cataluña la cosa es diferente ya que , de entrada se presentan partidos independentistas que ponen por delante su aspiración y, por lo tanto, se da por sentado el pacto, al margen de cualquier otra consideración. Por lo tanto, ERC-JxC-CUP, es un pacto natural y fácil de hacer. Da igual que tengamos al que ha quedado segundo con un pedigrí desconocido a pesar de su nombre (ya expliqué en artículo anterior que no tienen ninguna raiz en la izquierda histórica y su única vinculación es que se autodenomina Esquerra) sin revertir ninguna política de derechas de su socio. JxCat, tercera fuerza, derecha conservadora y de ascendencia carlista heredera de la condenada por corrupción CDC y responsable de los mayores recortes sociales de los últimos tiempos. CUP, quinta fuerza, según ellos, antisistema, anticapitalistas, y todo lo anti que se pueda. Pero les une que son independentistas y según el segundo candidato más votado, Pere Aragonés, al que no se le dejó ocupar el cargo de President por parte de JxCat y sólo el de vicepresidente en funciones de presidente, con que quieran la autodeterminación y amnistia es suficiente para formar un gobierno que ha de gestionar el día a día de los catalanes y catalanas que no es precisamente la metafísica en que se basa la criatura. Resumen final, en la política catalana lo de izquierdas o derechas no importa absolutamrente nada, lo que marca la política física está supeditada a la metafísica, políticos en estado puro

Cosas curiosas del mundo de la metafísica, Aragonés habla de pactar un referendum con Madrid, mientras JxCat, dice que ya se hizo el 1-O y que hay que ir a la DUI sin mesa de negociación, Laura Borrás dice que es hija de ese día y la CUP que ha puesto plazo para irse. Un gobierno ya probado que es el que menos actividad parlamentaria ha realizado y que lleva paralizado desde que hace un año el ex Torra dijo que estaba finiquitado sencilla y llanamente porque no se soportan. Ahora en dos semanas, Aragonés dixit, quiere un gobierno independentista, no de izquierdas o derechas, no con estas propuestas «físicas» y, por lo tanto políticas, irrenunciables hablando de sanidad, educación y todas esas tonterías que están supeditadas a dos conjeturas. Por esa misma razón cualquier gobierno podría se posible con criterios ajenos a la política. Un gobierno de «culés», o de «merengones», de rubios o morenos, de clases pasivas, de capitanes de la marina mercante, de saxofonistas, de coleccionistas de sellos, añádense los que se quiera, total eso de tener criterió políticos en Cataluña ya no existe y, por lo visto, formación tampoco.

Y por si fuera poco, dos dragones vigilantes, guardianes de las esencias, uno en Waterloo y otro en tercer grado, que ni caso de que hay quien ha gando las elecciones porque no comparte sus metafísicas convicciones, muy democrático, muy político y muy sensato y que, además, se ha demostrado muy útil estos años.

Vuelvo al principio, en Cataluña se ha instalado la confusión y la que ha salido huyendo por la ventana es la política porque los que dicen haber ganado, segundo y tercero, repetirán el mantra hasta el final por muy al abismo que nos lleve. Y eso no es política ni ellos políticos, porque es todo lo contrario de lo que significa ya que no es justo y, como decía el juez Dan Haywood (Spencer Tracy) en «Vencedores y vencidos», ni Dios podrá hacer que los sea.

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