El 11 de julio de 1868 Karl Marx escribió una carta a Ludwig Kugelmann en el que entre otras cosas decía los siguiente “Cada niño sabe que cualquier nación moriría de hambre, y no digo en un año, sino en unas semanas, si dejara de trabajar”
Sirva este comentario de Marx para comenzar esta entrada sobre el golpe social y económico que ha supuesto y supone el covid 19 interpretado, modestamente ya que no soy un exégeta reconocido, desde la concepción materialista de la historia en el bien entendido de que cualquiera de las ideas que aquí vierta son fruto de una concepción intelectual, nada rígida ni ortodoxa por otra parte, y que, por supuesto, no son ningún dogma, y, por tanto, discutibles.
En primer lugar, la contradicción que representa la coyuntural llegada del virus y sus consecuencias no sólo sanitarias, sino estructurales y el hecho de que el propio sistema haya provocado su llegada… Y no es una teoría de la conspiración. La peste de 1348 se abrió paso desde las estepas del Asia central durante siglos a lo largo de las rutas que comenzaron a conectar occidente con oriente en los balbuceos del sistema capitalista. Las cepas de virus suelen pasar de animales a personas, es decir, a medida que esquilmamos más la naturaleza, mayores son los riesgos, a medida que el mundo está más intercomunicado y más rápido también mayor es el riesgo. Las vías de comunicación tan necesarias para el desarrollo económico son también vías de propagación. Una nueva causa de inestabilidad para el capitalismo que ya de por sí periódicamente se desestabiliza y que habrá que tener en cuenta a partir de ahora.
¿Y cual es la respuesta frente a la crisis? ¿Podemos encontrar elementos que nos conduzcan al tan zarandeado concepto por unos y por otros, de la lucha de clases? Warren Edward Buffett, un señor con una fortuna estimada en 58 mil millones de dólares de manera que probablemente sea la mayor fortuna del planeta, dijo “Por supuesto que hay lucha de clases y los ricos estamos ganando” Es decir, la derecha si cree que existe, no sólo el concepto, sino que lo aplica, sale al combate y gana. De hecho, tres personajes de los muchos que se están retratando últimamente, Donald Trump, Bolsonaro y Boris Jhonson, este después de pasar por el hospital algo ha rebajado, convertidos en neo-malthusianos, han decidido no hacer nada ya que las plagas regulan eliminando a los más improductivos y a los más controvertidos, para ellos, ya que se ceban fundamentalmente en las clases populares.
Pero quizás el caso más claro de esta aplicación de la lucha de clases se da en España. Desde el primer momento el gobierno de izquierdas se lanza a tratar de proteger el trabajo en algo que es consustancial a una lectura de izquierdas de la historia. Antes que la ideología, la política o cualquier otra cuestión el ser humano necesita garantizar su vida procurándose el sustentos, techo y salud, después vendrá lo demás. El que quiera podrá poner matices a las actuaciones, pero la idea que guía la acción de los últimos tres meses es esa. ¿Qué se ha encontrado en frente? la contraposición de elementos ideológicos y no sólo por parte de la derecha sino también por la izquierda que es antes nacionalista y, por lo tanto, de derechas, en el caso español de indudable pedigrí carlista. Acusar a la izquierda de ataque a las libertades, la recentralización de competencias, no convocatoria de mesas metafísicas, la descalificación política del gobierno acusándole de ilegítimo, el uso de los fallecidos en una clara insinuación de que ha sido por estar la izquierda gobernando, indignación de sectores privilegiados que protestan en la calle y la siempre inestimable ayuda de la iglesia que acude en socorro haciéndose eco de bulos sobre experimentos con fetos. Y, por supuesto, sus medios de producción propagandísticos que hoy abarcan todos los medios de comunicación posibles… Pero ni una sola propuesta en el campo de mejorar sustento y salud, ni una sola palabra sobre el virus, un elemento que se ha provechado y ha venido para poder argumentar ideológicamente contra el gobierno. La ideología como elemento para enfrentarse a otras partes del orden social y desplazarlas para ocupar su lugar, de manual.
Hoy se lleva mucho eso de la sociedad líquida, pero al final ha sido, es y no sé si será, la lucha de clases.
De Marx hay que olvidar el tributo a su formación romántico-hegeliana sobre la historia, la idea de que hay una lógica necesaria que nos lleva a mejor, llámese realización del Absoluto o sociedad sin clases. Pura Teología, que ha hecho mucho daño, porque justifica poner a los seres humanos de carne y hueso al servicio de una especie de física de la historia. Pero el resto, el papel de los medios de producción, la lucha de clases, la relación entre economía, legislación e ideología, etc, es absolutamente iluminadora y lo aplicas perfectamente a las prioridades políticas de cada clase social ante la situación del CoVid-19.
Cada grupo político que vea donde se ha situado, diga lo que digan sus siglas.