La mediocridad y el PSOE

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No hacen falta Rufianes. En el pecado va la penitencia.

Lo ocurrido ayer es el calvario que comenzó el 1 de octubre y que ya ha sido comentado ampliamente. Yo me centraré en dos aspectos, un síntoma más de la actual política y, sin entrar a jugar a pitoniso, ¿qué sucederá a partir de ahora?

En primer lugar creo que lo sucedido en el PSOE es una pieza más del puzzle de la situación política actual y que para mí se define con un adjetivo: la mediocridad. Y que no es privativo del parlamento español ahí están Trump. Forcadell, Merkel, Hollande, Maduro y una larga lista mundial y tantos otros que mandan.

Mediocres hasta decir basta los de la nueva política que es un mal reciclado de la Tercera Internacional. Partidos donde en nombre de la participación y la sabiduría popular aparecen unos líderes plenipotenciarios rodeados de unos cuantos que me gustaría ver en comisiones técnicas y no técnicas invocando la voluntad popular y el visceralismo. Mediocres en las formas porque ahora se lleva el vocerío y lanzar a la cara del contrario tus verdades, únicas, universales y eternas y que sólo los elegidos pueden llegar a entender y tienden derecho de  expresar.

Mediocre  hasta la saciedad el PP ajeno a cualquier humanismo, ni ética, ni moral (salvo la que marque el obispo) Dispuesto a desmontar el país para mantener su sistema oligárquico. Alguien me dirá que en eso no son mediocres. En eso daré la razón pero de lo que no podrán escapar es de la mezquindad. Aunque la chapuza y el saqueo de Gurtel no son precisamente una operación de alto standing. Y todo esto con el individuo más mediocre que un gobierno dirigir pueda y que escapa a cualquier análisis convincente de liderazgo.

Y mediocre, absolutamente mediocre, un PSOE que está en manos de golpistas que han urdido una operación sin objetivo final definido más allá del aparente respeto que le tienen a los votantes de la derecha y nada al de los suyos. Una operación de líderes regionales chantajeados por Hacienda con la vieja guardia que aún piensa que estamos en las cavernas políticas del socialismo en los que las masas analfabetas eran dirigidas por la «inteligencia» del partido y que piensan que un militante es, además de eso un desmemoriado. Esto es cosa de generales, piensan algunos y la tropa que obedezca. En algún momento saldrán de «Matrix» y  verán el mundo real. Un partido que sigue anclado y dirigido desde el despacho por una burocracia funcionarial de partido que no tiene ninguna formación más allá de haberse amamantado en el cainismo interno y en la supervivencia manteniendo cargo como modus vivendi. Gramsci ya advirtió del fin de los partidos socialistas vía burocracia transformada en aristocracia de izquierdas.

¿Y qué pasará ahora? El PP no se moverá un ápice más allá de lo puramente cosmético, la nueva política se lanzará a tumba abierta por la senda del populismo más extremo en busca de titulares y votantes viscerales que le garantizarán eternamente vivir, y bien, en la oposición.

¿Y el PSOE? Por ahora pasando la escoba por las ruinas y decir que aquí no ha pasado nada, pero la realidad se impone. La militancia esperando a Pedro y, por ende, un partido diferente (cosa que puede suceder o no) Aunque de manera casera y con un aparato, ahora sí, amparado por la prensa que hará lo imposible por mantener ese PSOE hasta el día que pueda publicar la esquela en alguna esquina. Y ¿qué puede pasar? Un Congreso con la militancia llevándose por delante todo y alborozados por el retorno mientras desfilan Susananas, Lambanes, Pages,… Un congreso para entronizar a la faraona del Sur y el modelo caciquil al uso con un control absoluto del interior a base de colmillo retorcido… Un Congreso donde aparece el mirlo blanco que sospecho es persona respetada de casi 70 años que no quisiera creer parte de una operación a lo «Gatopardo», cambiemos todo para que nada cambie manteniendo a los mismos que se darán un abrazo de Vergara con los díscolos ante la mirada del padre. Una operación de evidente transición a la espera de la elegida, y lo digo así, la elegida. Aunque siempre cabe la posibilidad de que la cosa se descontrole. Pondré el ejemplo de la mejor organización que existe, la Iglesia Católica (empezaron con un burrito y un portal y ahí están 2000 años después) Cuando muere Pío XII, Papa de derechas y algo más, que convivió con nazis y fascistas y amparando a los golpistas españoles desde la secretaría de estado tuvieron un problema. A su muerte las cosas habían cambiado y como no había sucesor claro se escogió a un abuelito sonriente y buena persona, Juan XXIII, que duraría poco mientras encontraban al necesario, pero héteme aquí que se lió la manta a la cabeza y organizó el Concilio Vaticano II, incluso hay un episodio apócrifo que dice que cuando iba a abrir el concilio y le entregaron el discurso que había de dar a micro abierto se le oyó decir algo así como «¿esta mierda quieren que lea?» Así que dejó la hoja y lo improvisó… En fin. El futuro no está escrito pero el presente, pues eso, en fin.

 

 

 

 

Un comentario en “La mediocridad y el PSOE

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