
Marx
Estimado Pablo Manuel
Andamos en el limbo de los filósofos y teóricos en general dando vueltas a lo que pasa por ahí y la verdad es que nos tienes un tanto despistados. Permíteme que empiece por mi amigo Engels, al que por cierto he de dar un sablazo cuando lo vea, y por mí. «Socialdemócratas» dices que somos. Un comentario que no usaste de manera despectiva sino para dar argumento de autoridad a tu nueva adscripción ideológica que me dicen ha variado sustancial y habitualmente. Tengo buena memoria y puedo decirte que el 5 de mayo de 1875 escribí una carta a W. Bracke donde critiqué el programa de eso que se dio en llamar socialdemocracia y que dio lugar al SPD. Fundamentalmente estaba en contra de como concebían el reparto del producto nacional y la función del estado… No sé si te estoy confundiendo con estas cosas. Mira, para resumir, Engels y yo somos comunistas y nos pusimos ese nombre para expresar nuestra oposición a la propiedad privada que pensamos es dañina para toda la sociedad, no sólo para el proletariado. Planteamos una sociedad con un sistema económico basado en la propiedad común de los medios de producción. Eso significa ser comunista y nada más. Miro para ambos lados a ver si asoma Lenin que no le gusta que diga estas cosas. Te diré algo, aquí cuando se ha hablado de socialdemocracia el que ha levantado la mano ha sido precisamente él, que lo sepas.
Vuelvo a repetir que no quiero agobiarte intelectualmente así que te lo diré facilito. Yo escribí aquello de que los filósofos habían interpretado el mundo y que había llegado la hora de transformarlo y tras escucharte creo que no eres más que discurso. Es decir, la praxis, la acción política, es inexistente, o lo que es lo mismo, estamos en las antípodas. Y en ese quietismo discursivo te cargas las clases sociales y hablas de «el pueblo» como sujeto político al mismo tiempo que defines al enemigo, «la casta». Sigo aplicando el materialismo. Y cómo siempre que aparece la palabra pueblo lo inherente es la necesidad de líder fuerte y carismático. Y ¿cómo? con un discurso vacío de significado, demandas que nunca podrán ser satisfechas y están abiertas a ser reutilizadas en función de las circunstancias, ya sea para pobres, menos pobres, burgueses o banqueros, que ya sé pillín que os gusta Botín. Aquí te diré que Lenin se emocionó por aquello del 17 de «paz, pan y tierra». Lo tienes en el bote. Y, por eso, y no por otra cosa, tu lenguaje es ambiguo, hay que abarcar el mayor número de sectores sociales y hay que contentarlos curiosamente sólo apelando al voto y sin decir para qué.
Pero no somos los únicos, aquí hay unos cuantos que me han dicho que te diga algunas cosas. Platón está encantado porque dice que acertó de pleno con lo de la caverna, a Gramsci que tanto le nombráis también me lo tenéis contento porque dice que no sólo no habéis entendido nada sino que encima lo vaciáis de contenido «diez años en la cárcel para esto» va diciendo por ahí. Y no te digo nada de Kant, mira que nos fiamos de él para saber la hora porque siempre llega a la misma pues se puso tan nervioso que ni vino. Cuando recomendaste «La ética de la razón pura», él que estaba tan contento de haber encontrado un título tan cuco como «La crítica de la razón pura» y que de ética habla en «La crítica de la razón práctica»… Y claro, en su lógica, empezó a alterarse porque a ver si no se había entendido los de los juicios sintéticos, lo del a priori, lo de la metafísica. Faena tuvimos para que no reescribiera todo. Stuart Mill te ha oído hablar de control de prensa y adhesión de jueces y ha empezado a gritar que también tenía razón, más de un siglo después, la libertad sigue en discusión y no veas como está, él que tiene tanta fe en la democracia, con eso de vaciarla de finalidad. Pero aquí Lenin todo contento y orgullosos volvió con lo de «Libertad para qué». Los ilustrados dándole vueltas a si un profesor de la universidad va diciendo esas cosas tanto hablar ellos de la educación universal y de razón a ver si es que perdieron el tiempo… Descartes que dice que no le toquemos las narices, que está dándole vueltas a que pensar sin existir no se puede pero existir y no pensar…Hume que le importas un huevo, Hegel que tanto hablar de dialéctica que al final casi no la entiende ni él pero el caso es que tú mucho menos y Nietzsche que ya decía que los monos son demasiado inteligentes para que el ser humano provenga de ellos así que se ha vuelto a ir a hablar con un caballo sobre no se que de una coleta.
Me despido. Ya dije en vida una vez que algunos que interpretaban mi obra se hacían llamar marxistas y tuve que afirmar que ante las bobadas que decían el que no era marxista era yo… A buen entendedor…. Lenin, tranquilo.
Salud
Karl