Seguro que esta entrada no será leída como otras, incluso habrá quien piense que hablar sobre esto es una pérdida de tiempo, pero también estoy persuadido de que esta reflexión puede generar algún comentario que lejos de la crítica, siempre destructiva, ayude a empujar un proyecto del cual no nos podemos desligar por muchos motivos entre ellos el emocional. Porque hoy voy a hablar del PSC o lo que es lo mismo de los partidos socialdemócratas en general y qué puede ser lo que les esté pasando. No soy muy dado a eso que dicen que hay que hacer, autocrítica, porque al final parece que todo se ha hecho mal desde el socialismo y no es que esté dispuesto a no admitirlo, es que es falso y, además, no comprendo esta extraña situación del que por lo visto sabe a ciencia cierta lo que hay que hacer en todos los ámbitos de la vida y espera y cuando no lo hace el partido socialista lo maldice, lo abandona y le echa en cara no ser socialista. Pero tampoco me muevo en el mundo de la ceguera, porque no reconocer lo que a la corta o a la larga ha tenido malos resultados sería engañar y engañarse a uno mismo y el mundo ya está lo suficientemente sembrado de minas cómo para poner las propias.
Pues bien, dicho esto vamos con lo evidente, la pérdida de votos, por lo tanto, de la confianza de la ciudadanía y eso se manifiesta en una pérdida de poder institucional o simplemente de poder incidir en las decisiones. Seamos cartesianos y tratemos de sistematizar el problema. Obviamente las circunstancias exteriores han cambiado, a la crisis se han añadir los nuevos partidos o lo que sea y que son parte de los que lanzan continuamente el mensaje de la vieja política junto con un coro de medios de comunicación cuyas razones para ampararles son dignas de estudio. Y están las internas, las más fáciles de diagnosticar, las más difíciles de reconocer y, como consecuencia, muy difícilmente corregibles. Soy de los que piensan que los principios son los principios y que aún en épocas de zozobra son los que mantienen la organización, y que esta permanece más allá de los personalismos, pero eso no significa que el partido no necesite una metamorfosis, un cambio que sin modificar los principios y valores actualice la manera de intercambiar con el votante y el funcionamiento de una organización cuyo cometido fundamental es representar una idea y ponerla en práctica y, para eso, hay que ganar elecciones, el otro objetivo de la organización.
Cuáles son según mi parecer eso que hay que cambiar y que habría que poner en práctica para ver con los resultados si el diagnóstico y remedio son correctos.
- Nacimos como partido de masas, hoy ya no lo somos, la sociedad se ha complicado y aunque siguen existiendo las clases sociales los planteamientos maniqueos simplifican la cuestión.
- Escogimos ser partido de cuadros, con una organización fuerte y un reparto equilibrado de poder, además de una voz para los medios y eso era suficiente para mantenerse en lo más alto. Ahora no.
- Y escogimos territorializar el partido, que no es malo desde el punto de vista organizativo, pero se convirtió en negativo cuando eso pasó por encima de la transversalidad que un partido socialista debe practicar convirtiendo cada territorio en el ámbito de poder utilizado como moneda de cambio para garantizar el poder interior.
- Gramsci, el pensador italiano, ya advirtió sobre la burocratización de los partidos, una cuestión que aparece cuando el partido se institucionaliza y necesita una organización permanente y el problema se desarrolla cuando se convierte también en una forma de poder que bloquea cualquier intento de avanzar.
- Los candidatos han de ser escogidos por su capacidad o, sobre todo, por su empatía con la gente y no por ese juego de poder interno.
Estos cinco puntos implican una serie de acciones que habría que poner en marcha para intentar mejorar el partido y que pasan por la eliminación de una serie de elementos que el desarrollo histórico del propio partido ha producido y sobre todo, por la renovación del compromiso con los votantes y eso hoy en día pasa por una maquinaria que comunique conveniente y convincentemente, y eso es responsabilidad de la organización, y por un grupo de personas, incluidos los candidatos y candidatas, que empaticen directamente con la gente y que pongan en práctica eso tan cacareado de hablar y escuchar y que no es otra cosa que crear confianza y coherencia.
Y por eso el título de este artículo porque para todo esto hace falta audacia, mucha audacia y hoy en día…