El día que la SER no habló de Ada Colau

manipulacion-mediatica-560x350Descubrir ahora que la influencia de los medios de comunicación va mucho más allá de lo que algunos imaginaron resultaría bastante absurdo. Sin embargo de un tiempo a esta parte el descaro con el que se manifiestan algunos de ellos llama la atención y me lleva a preguntarme si semejante desfachatez obedece al desprecio de algunos por la inteligencia de la gente o lo que es lo mismo, sus antenas les indican que hemos alcanzado el punto máximo de aceptación acrítica de todo lo que se diga y, por lo tanto, pueden manifestarse en formas que más recuerdan a un hooligan  que a un periodista. Baste como ejemplo el escándalo de la tertulias italianas invitando a xenófobos y apocalípticos para hablar de París, o, por no irnos más lejos, la continua propaganda gubernamental en los telediarios de TVE, la cuestión de la independencia en TV3 donde sólo hablan los a favor o la Sexta y sus continuas invitaciones a Pablo Iglesias.

Pero ha habido un caso que me ha llamado la atención acontecido en una de las grandes cadenas de radio de España, la SER, de la cual me declaro seguidor de esos que nada más levantarse a las 6’30 la pone y escucha mientras se afeita. Pues bien, desde mayo cada día de diario a las 7’20 de la mañana alguien de esa casa decidió que la desconexión de 10 minutos para dar noticias de Cataluña se debía convertir en un panegírico glorificante de la alcaldía de Barcelona y en concreto de su titular actual Ada Colau. Y así cada mañana de manera puntual escuchábamos y escuchamos la voz de la alcaldesa, las medidas a tomar, sus inteligentes comentarios sobre la actualidad política (menos mal que dijo que nunca se dedicaría) historia, cultura, en fin de todo para añadir últimamente el asalto de los suyos al Congreso de los diputados con ella como cierre de lista previa selección y veto personal de candidatos (la «nueva política» parece ser)

El caso es que el pasado jueves 19 de noviembre hubo una serie de incidentes en Gracia tras la desocupación de un edificio. Algarada, conteiners quemados calle abajo, cargas policiales. Pues resulta que al día siguiente no hubo noticias sobre Barcelona, nada, ni palabra. Del gobierno se entiende, aquello de «Ciutat morta», un regidor defensor de «okupas», el no presentarse como acusación por mucho que le cueste al contribuyente el mobiliario urbano destrozado. El asunto es ¿porqué esa protección absoluta por parte de la prensa? Como el no explicar la reunión con vecinos en Ciutat Vella donde repitió una y otra vez su expresión favorita, «es una preocupación compartida» para finalizar diciendo lo que todos quieren oír pero no se hará, y eso es todo, fin de la reunión. Escuché que el haberla apoyado desde diversos medios era para paralizar el proceso soberanista, cosa que la alcaldesa con sus idas y venidas no aclara nunca llegando a manifestarse espectacularmente a favor de Artur Mas. Pero tiene que haber algo ¿el qué? Empresas de gran poderío económico apoyando a la «nueva política»  quizás por querer patrocinar lo que parecía una segunda transición que poco a poco se va diluyendo como azucarillo. No lo sé, el caso es que ni media palabra sobre las pequeñas tormentas cotidianas que surgen en los barrios y que obtienen por respuesta que BC (confusión absoluta entre partido, o lo que sea, y ayuntamiento) hace las cosa de una nueva manera. Dicen que los optimistas utópicos son muy peligrosos porque piensan que los problemas de la humanidad se resuelven con algo que nadie ha inventado y así pasan el tiempo buscando sin encontrar eso tan cacareado, reuniones sin fin como sustituto de la acción y, finalmente, acuciados por el tiempo, repitiendo lo que siempre se ha hecho de manera chapucera. Eso sí, mucha ideología de la que desprecia al resto, a las unas por ajenas y a las cercanas por traidoras a la verdadera fe.

Supongo que algún día los escudos perderán energía y entonces aparecerán las carencias que no por no estar en los medios, la gente comienza a percibir: promesas imposibles, absentismo de los máximos responsables, ausencia de acción política… Y que la señora alcaldesa no descargue las culpas en la oposición cuando se ve acuciada por esa participación que tanto proclama. Ha decidido gobernar en minoría, pues gobierne

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