Se ha ido Omar Sharif, el actor egipcio destinado a encarnar personajes árabes hasta que David Lean le convirtió en médico ruso sufriendo los avatares de la revolución. Hoy ha llegado la noticia de su muerte y con él se va una parte de una época dorada del cine. Tras 18 películas en la industria egipcia David Lean le descubrió con 30 años para encarnar al Jerife Alí en «Lawrence de Arabia», tremendo monumento cinematográfico y actuación memorable desde su primera aparición como un punto en el horizonte hasta la escena en que trata de convencer a su sádico amigo de que no provoque una matanza entre las tropas turcas en retirada. Y de nuevo con el directos inglés protagonizó esa joya del séptimo arte que es «Doctor Zhivago» junto a Alec Guinness y Julie Christie, pasando de los desiertos de Arabia a la estepa rusa. Y a partir de ahí una serie de papeles que probablemente no hicieron justicia a todas sus posibilidades, pero ahí quedan el simpático bandolero de «El oro de Mackenna» con Gregory Peck o el filósofo de «El último valle» junto a Michael Caine. En 2003 protagonizó «El señor Ibrahim y las flores del Corán» una magnífica película donde volvió a demostrar de lo que era capaz y un año después lo pudimos volver a ver vestido de árabe en «Océanos de fuego», la historia de Hidalgo y la carrera a través del desierto.
Poco a poco el panteón de los mitos sigue llenándose, hoy han entrado Alí, Zhivago y el señor Ibrahim. Hasta siempre Omar