Vamos a ver si se puede dar una explicación coherente de porqué de un tiempo a esta parte los profes universitarios han decidido dar el salto a la política. Y no es que no puedan, no seré yo el que niegue el pan y la sal a que cualquiera pueda hacerlo, de hecho no hay nada más incriminatorio que eso de «profesional de la política» aunque tampoco tengo muy claro si que a uno le llamen «amateur de la política» dice mucho a su favor.
El caso es que ahora parece un plus ser profesor de Universidad garantía para algunos de sabiduría y sólida preparación. Lo que pasa es que eso sólo se plantea para algunos que quieren hacer creer que antes de ellos no hubo nada queriendo hacer olvidar que ha habido muchos en la historia de España de este siglo que viniendo de la docencia pasaron a la política y retornaron a ella. Algunos de buen recuerdo y otros de infausto. Porque dar clase en la Universidad, o en cualquier otro sitio, presupone una buena preparación pero nada más…. y a veces… Y esto es lo que me temo que sucede con los que presumen de su condición, una cosa es la teoría (por cierto todos ellos de ciencias políticas aunque curiosamente dicen que nunca se han dedicado a ella) y otra la práctica ¿Significa que harán mal su cometido si llegan al poder? No lo sé, lo que sí sé es que una cosa es la estrategia y otra la táctica, para la primera con una pizarra basta, y eso es lo que han trazado, una estrategia que se está mostrando efectiva amparada en la mitología del buen educador pero la táctica que es la que demuestra la efectividad de la estrategia comienza a hacer agua. Hablar ante una clase que toma apuntes es relativamente fácil y me temo que han hecho algo que siempre he rechazado, forzar la realidad para aplicar un modelo que desde su autoridad puede haber calado entre algunos en forma de adoctrinamiento. Decía Bacon que los discípulos debían a sus maestros la suspensión temporal de su juicio ya que ven por sus ojos, pues bien , la grandeza del maestro está en que cuando desaparece su presencia el alumno sea capaz de pensar por sí mismo porque ha aprendido a hacerlo críticamente. Por eso me temo que jugar a profesor con presencia permanente significa mantener en suspensión el juicio porque, ¿quién va a saber más de política que un profe de políticas? El dogmatismo que practican es cada vez más insufrible, yo tengo la razón porque soy el que más sabe, obediencia debida se llama. Y esa autoridad sólo se da en las jerarquías y, evidentemente, en la educativa.
Platón ya teorizó sobre las oligarquías y en este caso tenemos un grupo de interés cuyo denominador común, al menos en su élite, permítaseme la expresión, es la de profesor de políticas (mirar Lenin y su teoría de los intelectuales) y que, cómo todos los grupos tiene una visión del mundo forjada en su ámbito que han decidido extrapolar al exterior porque creen en que todo cabe en una tesis doctoral. Pero no es así, no se puede hablar permanentemente al mundo sentando cátedra ni corrigiendo problemas sobre el papel. La política no es cosa exclusiva de economistas, ni tecnócratas, ni siquiera de profesores, es cosa de aquellos que respetan el pasado y aprenden de él, analizan el presente y lo explican como es y proyectan un futuro de mejora para el ser humano, y eso lo puede hacer un profesor universitario, un empleado de la limpieza o una arquitecta ¿Qué sucederá si ganan? Franco convirtió España en un cuartel, estos, y me refiero a los que se significan últimamente, dogmatizaran su pensamiento. A Pablo Iglesias, el fundador del PSOE le llamaron educador de muchedumbres al de hoy en día habría que llamarle adoctrinador de masas.