Que nadie se lleve a escándalo que no voy a hacer ninguna comparación (allá cada uno con su imaginación) con el que ostentó el título durante cuarenta años acompañándolo de aquello de «invicto». Voy a hacer un poco de historia sobre los caudillos en este país. Opinión personal de historiador, autorizado eso sí, pero opinión al fin y al cabo. Y como la cabra tira al monte cualquier situación que se produce me lleva a comparar con el pasado aún cuando no soy nada partidario de esos que dicen que la historia se repite. Lo que sucede es que los seres humanos pensaban y actuaban exactamente igual que hacemos nosotros lo único que nos diferencia es la tecnología y la experiencia acumulada, que debería de servir para algo pero ya sabemos aquello de tropezar en la misma piedra. Es España tierra de caudillos ya antes de ser España, tipos como Indíbil y Mandonio, Viriato, el Cid, Almanzor, Isabel de Castilla o María de Padilla. Pero me vendré más para acá, a la historia contemporánea. Los franceses invadieron el país, se desmembró el estado y proliferaron los caudillos guerreros como setas tras la lluvia y todo ellos, líderes la mayoría populares, salidos del pueblo, con dotes de mando y convencimiento, pero ya entonces eso no bastaba para tener razón, ni siquiera para hacer las cosas medianamente bien. La ecuación estaba clara crisis=caudillaje ¿era solución?… El caso es que a partir de ahí el siglo XIX es un reguero de salvadores de la patria que querían borrar todo lo anterior y marcar estilo al margen del resto. Espartero, Ramón Cabrera, Riego, Narváez, O’Donell, Martínez Campos, Incluso aquellos que montaban elecciones pertrechados en cientos de caudillos rurales, los caciques, Cánovas y Sagasta. En el siglo XX unos cuantos más, y de todas las tendencias e ideologías. Y la constate se repite: crisis, aparición de caudillos populares que atraen a la gente que desesperada busca una solución porque en lo que ven no lo hay… ¿Y cómo actúan? Hay una constante histórica: populismo, promesa de no dedicarse a la política, donde dije digo digo Diego, ataque al que gobierna y destrucción del enemigo. Y a continuación llegada al poder y todos sabemos lo que pasa, un gran descontento de aquellos que lo auparon… Y la historia de España es la historia del desencanto y el descontento y cuando parecía que podía derivar por otro camino otro caudillo nos sacó a bofetadas de la historia.
La historia no se repite, todo está por ver y los modelos los marca la realidad nunca la realidad puede ser forzada por un modelo por hermoso que sea. Esperemos a ver aunque nuestra realidad hasta ahora ha sido muy tozuda