«Aprendimos a quererte….»
No recuerdo la primera vez que oí hablar de Ernesto «Che» Guevara, si alguien me explicó o si fue la visión de la mítica imagen de Korda, lo que me puso en contacto con un personaje que, a nadie oculto, me fascina. Como historiador el pasado es mi herramienta de trabajo pero me confieso analfabeto en muchas temas que a otros les pueden resultar apasionantes, poco diría de Mesopotamia o de historia de Hungría, lo confieso, soy humano, Pero hay periodos, momentos, y personajes que nos llaman la atención y más allá del mero interés que todo el mundo puede tener, el historiador tiene el deber de profundizar, escudriñar y saber. Vivo muy cómodo en la España de la Restauración y la IIª República y me motiva especialmente todo lo relacionado con el movimiento obrero y su formulación política y he de añadir, por supuesto, al «Che».
«…con la luz de tu sonrisa»
Congelado en el tiempo, siempre fotogénico, desinhibido, eternamente desaliñado, su presencia desconcierta y atrae como un imán y para nadie pasa desapercibido. La imagen del «Che» agitado como fetiche contra la globalización, la injusticia y la desesperación aparece en manifestaciones y revueltas. Rebeldía y esperanza, un nuevo mundo es posible.
«Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia…»
El viajero que todo lo escudriña y procesa, escritor empedernido, asma crónica que marca su vida, concienzudo y seguro, el mismo que escribió a su vuelta del Congo «Esta es la historia de un fracaso». «Che» nos mira desde sus aciertos y errores, sus valores y sus defectos, no hay que ocultar nada, la historia es indestructible y él está ahí.
«De tu querida presencia, Comandante «Che» Guevara»
Aventurero, revolucionario, ministro, guerrillero en Bolivia y el Congo. Y también un ideólogo que puso y quiso poner en práctica todo lo que pensaba. Sus escritos, sus discursos y sus actos siguen hablando por él.
Alguien me dijo un día cuando explicaba que el origen «Che» era la interjección argentina que utilizaba continuamente, que no era así, que proviene de «mapuche», «hombre» en quechua, el hombre que dijo que era pariente suyo cualquiera que sintiera como propia la injusticia en todo momento y lugar.
Hasta siempre Comandante.