Hacía mucho tiempo que el cine no me deparaba un rato tan bueno como el que acabo de pasar, «Django» de Quentin Tarantino. Dos horas y cuarenta minutos de cine, que seguro alguno calificara de excesivo, barroco, disparatado… Tarantino en estado puro. Un gran homenaje desde los títulos de crédito al espagueti western y, en concreto, al maestro Leone incluso en muchos planos de la película. La música con la presencia de canciones italianas, Morricone por no hablar las referencias al gran Eastwood de «La muerte tenía un precio» o «Por un puñado de dólares». Los toques de humor como la escena del KKK salpican la película alternando con escenas verdaderamente dramáticas y el habitual canto a la violencia «tarantiniano». Una cinta con una historia solida de ritmo trepidante, sorprendente a veces y magníficamente interpretada por sus protagonistas, Jamie Foxx el esclavo que se convierte en cazarecompensas, Cristoph Waltz, magnífico, un sorprendente di Caprio y un gran Samuel L. Jackson. En resumen, no perdérsela. Para seguidores de Tarantino, del western, del cine clásico o simplemente para los que quieran estar seguros que pagando una entrada de cine van a pasar un buen rato