Lucha de clases y hegemonía

El título de este comentario hará que algunos piensen en lenguaje marxista clásico y otros lo llamarán rancio. No entraré en la discusión ya que las palabras nunca envejecen y los conceptos pueden quedar relegados, pero nunca olvidados, y retornan en cuanto las circunstancias dan lugar a situaciones cuyos hechos y consecuencias difícilmente puedes llamar de otra manera. A no ser que seas de esa nueva izquierda que tan nueva es que hasta anda elaborando un diccionario de términos políticos de andar por casa que son un conjunto de fonemas sin contenido.

En Cataluña se dan determinadas circunstancias. No voy a hablar de la situación del ex-presidente Puigdemont y sus maniobras que merecerían una película de título similar a esa magnífica cinta inglesa llamada «Las locuras del rey Jorge». Voy a hacer otro tipo de análisis partiendo de la inminente decisión que se ha de tomar y que ha puesto en el candelero otro nombre, Elsa Artadi.

El escenario es el siguiente. La incomprensión, la violencia, la represión, el ultramontanismo y las sin razón de un estado español que decidió desde la noche de los tiempos que iba a aplastar continuamente a la Ítaca catalana. Enfrente, esa Ítaca pacífica, soñadora, democrática, paraíso de sonrisas y bienaventuranzas. Es decir, un panorama absolutamente maniqueo donde o eres bueno o, no es que seas malo, es que eres lo peor. Da igual los 30 años de pujolismo adormecedor de la sociedad, da igual que fuera su cortijo familiar (su señora dixit), da igual la corrupción de personas y partido condenado, da igual el saqueo del Palau…. Conclusión, sentimientos a flor de piel, el mejor árbol para tapar el bosque. Porque otras lecturas son posibles y hay que llamar a las cosas por su nombre.

Caído el heredero de la familia Pujol por corrupción se abre la lucha por el poder, algo obvio, en cualquier organización, a pesar de los cantos de hermandad y proyectos comunes. La burguesía catalana ultraliberal bendice los recortes como parte de un gran proyecto y adormece con el ultranacionalismo a una parte importante de la población de raigambre entre carlista y protestante en lo referente a la santificación del trabajo y que el pujolismo se encargo de avivar y señalar como la esencia de lo catalán. Ese grupo saldrá a las calles cuando se le cambie el lenguaje y a base de léxico, «derecho a decidir» «proceso» «transitoriedad» y azuzados por medios e intelectuales orgánicos (otro concepto de los considerados rancios). La batalla pasa a la calles y a las casas… Se cierra filas en el nacionalismo, ya no hay izquierda y derecha, sólo independentistas y unionistas, el gobierno se dedica al único tema posible, todo se deja en segundo plano, no es importante. Digámoslo así, el estado se diluye además de poner en duda todas las instituciones, incluida la propia (ultraliberalismo).

Y Puigdemont se exilia y se prostituyen insultantemente palabras como «exilio» o «preso político». De nuevo la chundarata. Y aparece Elsa Artadi como solución. Ultraliberal, de Harvard, asesora del Banco Mundial, miembro del equipo económico de los feroces recortes de Mas… ¿Algo más? ¿Comienza a aclararse el panorama?… El capital, señores, el capital. La Barcelona de las sagradas familias sitúa de nuevo a su candidata.

USA consiguió identificar patriotismo con estilo de vida americano que no es otra cosa que ese ultraliberalismo que hace votar en la mayoría de estados (que no de población) a los republicanos y que incluso en tiempos de agitación y cabreo con el poder se vota a Trump. Creo que alguien ha hecho aquí esa lectura y lo ha transformado en objetivo

La hegemonía de clase haciendo creer a las subalternas que ellos mismas forman parte del sistema y que es el mejor de los posibles (hay que releer a Gramsci)…

¿Y la izquierda? ERC olvidó hace mucho lo de la E y ha sido cómplice de los recortes y sin gobierno de los últimos tiempos. La CUP algún día descubrirá su verdadero rostro tras la máscara antisistémica y veremos quien los puso en la calle y para qué. Los comunes y la nueva izquierda de Colau y compañía, históricamente la reacción de los sans culotte pero en este caso sin Dantón y tampoco con dirección conocida ni objetivo, una planta adormecedora de Barcelona que la ruraliza y la pone a los pies del proceso. Una de las ciudades más potentes del Meditarráneo echada al cajón. El antídoto contra el ultamontanismo rural debilitado en nombre de un buenismo parte de ese intelectualismo orgánico.

¿Y el PSC?… Bien gracias, convencido de tener el mejor programa, el mejor candidato, las buenas intenciones apaciguadoras y preguntándose como y así, la gente no le vota… Esperando el paraíso inevitable, muy marxista…. O lo que es lo mismo, descolocado…Igual que el resto de la socialdemocracia, cuando eres fruto de circunstancias y naces para una cosa no se puede ser otra. El partido has de jugarlo en tu casa, si juegas siempre fuera…

La historia no se repite, se analiza y explica. El nacionalismo da su versión todo los días y anda que no es rancia que han sacado hasta curas trabucaires que cuentan votos en misa. Así que como entre rancios anda el juego porqué no «lucha de clases» y «hegemonía».

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