La imagen corresponde al proyecto de monumento a la III internacional de Vladimir Tatlin. La idea era construir una torre siguiendo los parámetros constructivistas. Iba a tener 400 metros de alto y albergaría la sede de la Internacional comunista. Obviamente no llegó a construirse pero sirva su descripción para iniciar este artículo. Una obra megalomaniaca que asciende en espiral sin parecer llegar a ningún sitio y cuyo aspecto es hueco, no hay nada dentro. En el año 1919 se produce la ruptura entre la socialdemocracia y el comunismo y desde entonces los desencuentros han sido muchos y variados. El último le cuesta a España unas nuevas elecciones. Y es que aunque sea una expresión poco afortunada se ha combatido contra la historia, incluso diría más, contra la tradición eso de «siempre se ha hecho así» y contra el principio de contradicción, los defensores de esa tradición son los que dicen que vienen a hacer las cosas de otra forma. Decía Marx en esa obra que debería ser de obligada lectura «El 18 brumario de Luis Bonaparte» que » La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos». Pues bien ya tenemos elecciones a la vista y aunque se ha puesto en marcha aquello de que todos tiene la culpa, a lo mejor algunos tienen más que otros ¿Tiene la culpa el que ha intentado evitarlo y formar gobierno? Seguramente el no haber sabido negociar mejor, quien lo sabe, pero es lo único que se le puede achacar. De Rajoy nada que decir, allí está sentado fumándose un puro y yendo a su segunda oportunidad. Ribera que siempre he sospechado que era un submarino, de derechas seguro, pero submarino. Si salía el pacto estaría la derecha presente y si no a reventarlo todo y a otras elecciones que para eso las encuestas me dicen que con mis socios naturales, el PP, meteremos a esta gente en vereda. Y el tercero, Pablo Manuel que no ha hecho otra cosa que seguir su instinto y cual proyecto de Tatlin comportarse de manera megalomaniaca, vacío de contenido (memorable sus derogaciones sin ley alternativa) y subiendo hacia ninguna parte, pero con algo muy claro para sobrevivir, en su lógica, hay que destruir al PSOE para cumplir la máxima de la III internacional «No se puede acabar con el capitalismo sin acabar con la ideología socialdemócrata» Por lo tanto es un fiel cumplidor de la Historia y de la tradición nada que objetar.
¿Y ahora? Ni idea, aunque hay dos opciones o triunfo de la derecha o repetición de escenario y en este último ¿Cómo se comportarán los actores? ¿Se podrá hablar con Ribera después de la más que previsible campaña de derechización que llevará a cabo? ¿Se podrá hablar con Pablo Manuel? ¿Habrá cambiado súbitamente su personalidad? ¿Dejará de pedir perdón por, cómo dice él, decir la verdad? Aunque también es cierto que habrá que hablar con Domenech, otro de los que piensan que la socialdemocracia es suprimible y cita al PSOE unas cuantas veces al día dando lecciones de superioridad moral, se ve que no tiene otro tema de conversación, mientras mira a cámara continuamente, con Oltra que te presenta 30 puntos a última hora y como sólo aceptas 27 y propones negociar las otras 3 sale despendolada, los de las Mareas y sus asambleas vinculantes donde se les pregunta como al resto de Podemos si quieren ser felices o sodomizados… Con semejante plantel ¿podremos esperar algo de junio? Aunque seguro podremos seguir hablando de Historia.