Hoy es 26 de abril, para la mayoría no dice nada, pero en esta misma fecha de hace 79 años la aviación fascista italiana y alemana bombardeó la villa de Guernica haciendo alarde de su capacidad de destrucción y más tarde de un cinismo sin límites, arropados por el mayor cínico de todos, el general Francisco Franco, diciendo que habían sido los republicanos que en su huida habían arrasado la población. De nada sirvieron las pruebas ni la monumental denuncia picasiana, Europa miró para otro lado invocando el principio de «no intervención». Una expresión que para unos significa la libertad pues es la no injerencia en los asuntos de otro estado y para el pueblo español el abandono premeditado al que las democracias europeas, fundamentalmente Gran Bretaña, sometieron a España. Una política sistemática para no provocar a la bestia fascista sacrificando todo lo que era sacrificable. Las consecuencias se vieron el 1 de septiembre de 1939 y el resultado final el 2 de septiembre de 1945.
Dicen que la historia está para no repetirla y que lo pueblos que olvidan la suya corren el riesgo de incurrir en los mismos errores, sarcástica expresión que no sirve para nada como podemos constatar los profesionales del ramo. Pues bien. aquí está Europa , esa construcción buscada durante siglos de sangre y fuego y de la que se nos dice que fuera de ella no hay vida y que todo es irreversible, y proclamo que no soy euroescéptico. Muy al contrario, considero que el camino son los Estados Unidos de Europa. Y por eso mismo considero impresentable la inacción, la falta de propuestas y la falta de aquello que algunos seguimos llamando la praxis. El problema es que no sé si es por acción o inacción. ¿La falta de respuestas y acciones es fruto de una política premeditada a la que tan acostumbrados nos tiene Rajoy? ¿O es incapacidad? Si es lo segundo sería muy grave, aunque últimamente muchos dedicados a la política están dando muestras de eso y algo más, y si es lo primero más grave aún pues estaríamos ante la «No intervención» en el sentido que tuvo en el 36.
Lo estamos viviendo con la crisis de refugiados, tras declaraciones rimbombantes se convierte el tema en un asunto interno de Turquía. Y a continuación el aprovechamiento de unos y otros, triunfo de la extrema derecha en Austria (si ya ni el SPO resiste…) y por el otro lado la nueva política que anda haciendo grandes declaraciones en un discurso vacío , sobre todo de intenciones y competencias. Algo que también vimos en la terrorífica guerra de los Balcanes (con asedio a ciudades y exterminios incluidos, menos mal que sabemos de historia) que fue detenida finalmente por el amigo americano y que de nuevo plantea la duda, «no intervención»por intereses inconfesables o inutilidad.
Nada está escrito, la historia no es cíclica pero los síntomas de otras épocas son conocidos. Hoy Europa mira hacia otro lado más preocupada de sus reajuste económico, demasiado para asumir otros problemas o siquiera para planteárselos, al fin y al cabo que más da un tema que se ha mandado al otro lado del Bósforo o al otro lado de la verja de Melilla (ya nos hemos olvidado de ella) o cuales son las razones para que un neofascista (o sin neo) ocupe la presidencia de un hermoso país como Austria, mientras siga habiendo concierto de año nuevo, o que la política de los que dicen ser la izquierda sea nada más que pura postura y lenguaje, o que en los países del este crezca o reverdeciendo el racismo y la xenofobia, esos de por allí ya se sabe, entran y salen del mapa de Europa y han cambiado tantas veces el pasaporte…
Decía Marx «el hombre es la raiz del hombre» o lo que es lo mismo, todo es construcción humana y, por tanto, relativa y transformable, siempre se esta a tiempo, pero son tantos los ejemplos, tanto el cansancio, tanta sangre inútil.