De cuentos e imposturas

Uno de mis primeros recuerdos como lector es un libro de tapa dura y lomo deshilachado en el que se adivinaba un nombre borrado por el paso del tiempo: HC Andersen. Era un libro de páginas amarillentas salpicado de dibujos aquí y allá. Recuerdo perfectamente a Nicolás el grande y el pequeño Nicolás, la cerillera, hadas y elfos, por supuesto la sirenita y el patito feo, y tantas historias más del que es uno de mis referentes literarios. Pero hay uno que vuelve recurrentemente a mi memoria y es el de aquel envilecido emperador al que unos estafadores hicieron creer que vestiría una tela maravillosa que sólo los verdaderos hijos de su padre podían ver. Obviamente era una estafa, no veía nada, pero hizo como si así fuera, las monarquías no se pueden permitir según que lujos. Y claro, nadie la veía pero todos afirmaban que sí por miedo al escarnio y al que dirán. Si el de al lado la veía y yo no… Finalmente el rey salió a la calle obviamente desnudo mientras todos lo aclamaban hasta que un niño se puso frente a él y dijo: estás desnudo. El encantamiento calló y todos rieron escarneciendo al monarca… Pero todos habían participado del engaño, aunque sin saber como sigue la historia es de suponer que todos ya lo habían advertido y no se habían dejado engañar. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Hago esta introducción porque necesitaba escribir algo que me resulta entrañable y que me reafirma en la convicción de que incluso en los cuentos hay enseñanzas que nadie debería olvidar. La educación, después de la salud, es lo más importante (y no me refiero sólo a la escolar), lo que nos iguala, lo que nos aleja de las tinieblas, en símil de mi admirada Ilustración, que sigo pensando es el ideal a alcanzar.

Pero los hechos se precipitan y labor de los historiadores es explicar como se ha llegado hasta aquí. No quiero hablar de independentistas y no independentistas, ni de las ventajas ni desventajas, que no me asalten los guardianes de las esencias, ni los ácratas. No estoy contra nadie, salvo contra los que quieren hacer retroceder el bienestar del ser humano. No oculto mi filiación política e intelectual, soy de esos que llamaron «rojos», soy internacionalista y federalista, y que nadie empiece con la historia del «no se sabe qué es» «eso ya pasó» y tantas cosas más. Tuve la inmensa suerte siendo estudiante de Historia de escuchar clases de Jordi Solé Tura en la facultad de Derecho, así que aunque parezca pedante, lecciones: ninguna. Tengo formación materialista histórica  y practico aquello que decía Marx (aquí alguno ya me acusará de rancio, luego iré sobre eso) de que dejar el error sin refutación es una inmoralidad intelectual. Y como creo que todo esto es un error y no personal, algo perdonable, sino una gran impostura voy a refutarlo aunque me pongan en una lista.

El nacionalismo es una invención (me niego a llamarlo ideología) nefasta que juega con los sentimientos y oculta los intereses de poder no para gobernar sino para ganar, no por el bienestar de las personas, por el dinero,,, Y eso si que es rancio. Creen en la desigualdad, en la explotación, en que lo poco que hay sólo es de ellos. Eso no se puede decir, pero que bien queda envuelto en sentimientos y banderas por un ideal intangible, la tierra prometida, añadamos victimismo y enfrentamiento con el que es ajeno. Pero es potente, porque juega con lo sentimental y aunque parece que son cosas del pasado de repente te encuentras con que retorna para tapar las miserias de un gobierno de incapaces y ocultar la corrupción que anida y que es jaleado por un gobierno central que se frota las manos porque también ha de tapar su inutilidad, eso sí ideológicamente iguales. Años de mentiras, de pintar un país que no existía y, como dije en otro artículo, todos conocíamos. La foto de hoy es otra impostura, acto solemne lleno de grandilocuencia y sentido de no se sabe qué obnubilados por la grandeza de la patria y llenos de amor terruñero, declaración grandilocuente del president con picado de la TV3, maquina de manipulación sin igual. Un govern y partidos rodeando el momento, allí estaban el que ha laminado la sanidad catalana, la del recorte de becas. los que no pagan centros de gente mayor e infancia, además de sedes embargadas, ITV, hermanos imputados, el cómplice de los recortes que dice que es de izquierdas y afirma ser el jefe de la oposición. Y sólo faltaba la bronca de Pujol. Permítanme el desahogo: ¿Pero tú que te has creído?, a ti no hay que respetarte ni por edad, ni por excargo, has sido lo que has sido, un fruto del caciquismo que tanto mal ha hecho a este país, broncas ni una, un mentiroso sin arrepentimiento que encima amenaza con sacudir el árbol. Sacúdelo, el caos ya está organizado, los iluminados de uno y otro lado campan a sus anchas, nadie dice nada coherente, los populistas llaman a las desobediencia, los niños corren con las caras pintadas y el maniqueísmo más irracional se apodera de los jóvenes dirigido por un grupo de irresponsables para los que el fin justifica los medios… Y al final, nadie habrá sido porque la perspectiva del tiempo pondrá e iluminará la farsa.

Cuanto echo de menos al niño de Andersen.

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