Este verano voy a escribir de música, si la política o alguna otra cosa nos deja. Un ejercicio que me resulta de los más interesante porque hace mucho me interesa el cómo poder transcribir con palabras lo que son una sucesión de sonidos producidos por diferentes instrumentos y que desaparecen inmediatamente. Ahora mismo estoy escuchando al pianista Lang Lang interpretar el concierto para piano nº 1 de Tchaikovsky. ¿Cómo poder transmitir lo que estoy oyendo sin recurrir al lenguaje estrictamente musical no conocido por todos? Sin embargo puedo describir un cuadro, una escultura, cualquier cosa. Puedo hablar de sensaciones, de emociones pero siempre que oiga esta obra ¿serán las mismas? ¿Es lo mismo escucharla a los 17 que a los 50, que a los 35? El arte es mágico pero en la música, si se me permite hay un plus. Evidentemente las sensaciones que produce cualquier obra de arte varían a lo largo del tiempo ¿qué es diferente en la música? Todo el mundo sabe dónde está La Gioconda o la Capilla Sixtina ¿Dónde está la 5ª sinfonía de Beethoven? ¿En la partitura? Eso es la transcripción gráfica de unos sonidos, no los sonidos. Uno puede pasar por el museo de El Prado y no ver Las Meninas pero inhibirse de la música es imposible, te rodea y te asalta. Y algo más, uno se enfrenta al arte directamente, lee, ve, toca pero la música requiere un intérprete que hace de intermediario y que pone su peculiar visión de la obra al alcance de los demás, pero repito, su peculiar versión, su interpretación, y ni siquiera esa interpretación es inamovible variará a lo largo del tiempo ¿Es la misma 5ª sinfonía de Beethoven dirigida por Klemperer o Szell? ¿O por Karajan o Beecham? ¿O por Rattle o Dudamel? Aparentemente sí, es la misma partitura pero lo que suena es distinto. Conclusión, cada momento es único e irrepetible.
En definitiva, voy a escribir sobre lo que me gusta y, sin tratar de inventar nada, hablar sobre música, si es posible. No estarán todos los que son, ni todas las obras. Será un recorrido por la historia de la música, como dije en un artículo anterior, un capricho. Y como de caprichos va, mañana Mozart.
Un saludo
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