Enfermos

Ayer 29 de enero de 2020 volvieron a resonar en una institución española las acusaciones de marxismo y la asociación con la enfermedad. Paso a narrar la secuencia completa. Pedro Fernández, concejal del ayuntamiento de Madrid y diputado nacional por Vox profirió la siguiente soflama en la discusión sobre el «pin parental»: «Aparten sus sucias manos de mi hijo,aparten sus marxistas deseos y apetitos sexuales de mi hijo, y no les voy a permitir, y pierdan toda esperanza, adoctrinar a nuestros hijos para convertirlos en enfermos como ustedes»

¿Merece comentario? Algunos pensarán que no y, desde luego lo dicho y, por cierto, mal construido, no se sostiene en ninguna conversación sensata. Tiene más bien pinta de gamberrada de taberna después de unas cuantas catas. Pero como ni era ese lugar ni las circunstancias la cosa se antoja más grave. Y ya que el concejal habla de enfermedad, un síntoma.

El maestro de historiadores Marc Bloch, fusilado por los nazis en 1944, escribió que si no entiendes el presente es porque no conoces el pasado. Y a estos de Vox hay que entenderlos, que, en palabras de otro grande de mi oficio, Eric Hobswamn, no significa ni justificarlos ni perdonarlos. Pero sí es necesario entenderlos porque rebajar esto a a categoría de «calentón» «tontería» «minucia» nos lleva a aquella mítica escena de «Cabaret» en la que una tranquila mañana alemana en una taberna se convierte en una manifestación nazi entre cervezas y cánticos. «¿Seguro que podréis controlarlos?» pregunta el protagonista, Michael York a su interlocutor que había minusvalorado las «tonterías» nazis.

Conocer el pasado. Esta es la cuestión porque me temo que lo que sucede es que el pasado nos visita. Nos visita ese odio visceral al marxismo del que no conoce nada de Marx y cuya invocación sirve para identificar al enemigo y, por lo tanto considerar aceptable denostarlo y ¿por qué no? también hacer aceptable su desaparición. De nuevo el pensador alemán encarnación de todos los males, base ideológica de todos los «anti-lo que sea». De un plumazo el humanismo, la racionalidad, la ilustración, la crítica, el análisis y el diálogo ensucian la manos, palabra de Pedro Fernández. No las pongáis encima de mis hijos, grita desaforado. Nos visita la represión sexual, la negación del derecho a vivir la vida como quieras, porque no se piense los hetero que están a salvo de estos energúmenos ¿o nos hemos olvidado de que sólo la procreación justifica el acto sexual? Cuando me callé porque no iba conmigo y vinieron a por mí ya era tarde, nos recuerda Bertold Brecht.

Nos visita el pasado adoctrinador porque acusa de algo que ellos practican sin cesar y desean establecer como modelo de vida, mis hijos son míos, han de pensar como yo y yo garantizaré sus formación moral y lo que sea salvaguardándolo de esos que quieren que «penetre al hermanito» «aprenda zoofilia» además de otras perversiones que sólo la izquierda practica haciéndolas pasar de padres a hijos. Expresiones de dirigentes del partido y afines. Otra de la cuerda ideológica, Polonia Castellanos, presidenta de Abogados cristianos denunciaba miles de casos en las escuelas, sin dar un sólo dato, por cierto.

Y, por último, nos visita el pasado, en concreto el fantasma de Antonio Vallejo Nájera, jefe de los servicios psiquiátricos del ejército franquista que escribió sobre la degeneración de la raza española y afirmaba cosas como estas:

«La idea de las íntimas relaciones entre marxismo e inferioridad mental ya la habíamos expuesto anteriormente en otros trabajos. La comprobación de nuestras hipótesis tiene enorme trascendencia político social, pues si militan en el marxismo de preferencia psicópatas antisociales, como es nuestra idea, la segregación de estos sujetos desde la infancia, podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible»

«A la mujer se le atrofia la inteligencia como las alas a las mariposas de la isla de Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la vida, sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella»

Pues bien, en 1938 hizo un estudio  para determinar qué malformación llevaba al marxismo. En busca del enfermo y maligno gen rojo, que según el concejal de Vox sigue aquejando a los de izquierda, además de explicar la «criminalidad revolucionaria femenina» debida a la naturaleza animal de la psique femenina y el «marcado carácter sádico» que poseía a las hembras cuando las circunstancias políticas les permitían «satisfacer sus apetencias sexuales latentes»

Y las manos sucias. Vallejo Nájera encabezó la operación de separación de los hijos de los rojos bendecida por Franco, y luego replicado en las dictaduras argentina y chilena. Igual a esto se refiere Pedro Fernández.

Una expresión define lo que ocurrió en los años 30 del pasado siglo, el embrutecimiento de la política. Y hoy la embrutece Vox, pero también los que se apoyan en ellos y los  justifican por un botín político. Y también los que miran para otro lado y lo consideran un mal pasajero.

Lo dicho por Micahael York ¿Estamos seguros de poder controlarlos?

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