Este señor es el actual president de la Generalitat, una institución tan respetable como todas las que conforman un estado democrático. Cargos temporales ocupados por personas que toman decisiones y que son esclavos de gestos y palabras. «Això no toca» decía Pujol, los símiles marineros de Artur Mas, las «maragalladas» de Pascual, incluso los silencios de Montilla, por cierto estos dos últimos aún Honorables, los otros ya no. El actual, también Honorable, es esclavo de sus escritos sobre los españoles y, por supuesto, faltaría más, muy libre de desear la independencia de Cataluña. Pero una cosa es ser abogado y editor donde uno llega donde llega y otra ser el representante del Estado en Cataluña con capacidad para gestionar una gran parte de la vida de la población catalana. Hoy se ha ido a Bruselas a jalear a Carles Puigdemont, un tipo que, como poco, se reconoce que presuntamente ha realizado malversación de fondos públicos, como si eso fuera una minucia. Pero más allá del acto, de asumir ser la voz de su amo, es una de las frases que ha pronunciado: «Estamos en el lado correcto de la historia». Esto significa que para el President de la Generalitat la mitad de la población está en el lado incorrecto de la Historia. Sencillamente, están equivocados. No entienden nada. Son una panda de majaderos por no decir de idiotas. Pero no basta sólo con considerar de esa manera a la mitad de la población de Cataluña es el lenguaje grandilocuente, milenario, trascendente, en definitiva, dogmático. El dogma, la idea fija, inamovible, la verdad eterna, la condena de Galileo, de Servet, el descrédito de Darwin, la unidad de destino… Ya no es sólo aquello de que los españoles son » bestias carroñeras, víboras, hienas con una tara en el ADN» aunque dijo en la sesión de investidura que no era su intención ofender, menos mal, no le entendimos, abogado, editor y escritor maneja registros que el resto de mortales no entendemos o, simplemente es que como este hombre sólo escribe verdades y está en el lado correcto de la Historia pues habrá que asumir como cierta su sentencia.
El día en que el Pdecat se convirtió al Puigperonismo (afortunada expresión de un amigo que tomo prestada) el Honorable se paseaba con una foto de Winston Churchill asomando por el bolsillo de su americana. Unido a lo de la Historia y a otra lindeza que ha lanzado hoy «Derrota del estado español» me imagino que buscaba inspiración y transmutación en el británico haciendo frente a la amenaza de invasión nazi. No sé si llevará idea de mostrarnos hábilmente retratos de Adenhauer, De Gaulle, Bismarck, Eisenhower y los que se le puedan ocurrir. El problema es que todos fueron humanos y aunque el Honorable se imagine a Churchill en perpetuo estado de levitación y diciendo continuamente lo de la sangre, el sudor y las lágrimas lo cierto es que el estadista inglés, que poca simpatía le tenía al secesionismo irlandés, tuvo que dimitir como primer lord de almirantazgo por ser el causante durante la Primera Guerra Mundial de los desastres de los Dardanelos y de Galipolli. Y recordarle al señor Torra que perdió las elecciones tras el final de la Segunda Guerra Mundial entre otras cosas por la desastrosa gestión de la defensa civil negándose a construir refugios antiaéreos y sustituyéndolos por los llamados Anderson, construcciones metálicas de jardín que servían de todo menos de refugio antiaéreo o las trincheras comunitarias, auténticas ratoneras… Pero esto es Historia y ya sabemos que el President está en el lado correcto de ella así que esto le parecerán minucias. Yo le propondré otro personaje, además cercano, nació en Cataluña allá por el año 1160, el arzobispo Arnaldo Amalric y que en el sitio de Beziers cuando le dijeron que los católicos y los cátaros estaban mezclados dijo aquello de «¡Matadlos a todos. Dios reconocerá a los suyos!» o mejor «Caedite eos. Novit enim Dominus qui sunt eius.» que queda más dogmático. Sin duda un hombre de fe en el lado correcto de la Historia.
Es 2018, centenario de la mayor locura de la humanidad producida entre otras causas por los nacionalismos y que alumbró una nueva locura en la que hubo que liquidar al mal encarnado en el nacionalismo más supremacista de la Historia, perdone señor Torra por utilizar esa de la que usted está en el lado correcto. Pues bien aquello inmunizó durante décadas al mundo de dogmatismos, caudillos, iluminados, naciones milenarias y elegidas, racistas y xenófobos… Pero parece que el efecto de la vacuna ha pasado y de nuevo aparece todo esto y con la idea de tratarse de la verdad, de lo normal, de que de nuevo hay un dogma que señala el camino y que ahí están los que nunca se equivocan, el duce, el caudillo, el fhürer, no se equivocan, tienen siempre razón. Que hable el líder y nos ilumine… Que señale a los errados, a los que no merecen ser escuchados, a los que se han puesto en el lado equivocado de la Historia y como en el Juicio Final de Miguel Ángel, por supuesto, serán condenados eternamente por no ver la verdad revelada que un periodista sin carrera y un abogado editor tocados por la bendición del dogma están mostrando.
Tienes un bache en el ADN, ¡eso es lo que te pasa!
Ya lo decía Pujol en 1958: <>
El texto tiene miga y es más sutil que las brutalidades de Torra, aparte de estar escrito en 1958, cuando la niebla franquista inundaba también las frentes catalanas y las teorías raciales estaban en el lenguaje público: la raza hispánica, los conquistadores, la reserva espiritual, la unidad de destino,“Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda», etc.:
1. Se refiere a los andaluces, no al conjunto de España.
2. Es una cuestión de grado, el resto de España parece tener cierto «valor social y espiritual».
3. Son recuperables, pueden superar «su propia perplejidad».
4. El origen está en la pobreza y la ignorancia.
5. No es «genetista», no es una cuestión de ADN.
4. Cataluña, que es superior, los puede domesticar.
Vaya, no es defendible, claro, pero es a tono con el propio lenguaje del Régimen en 1958. Pura hispano-catalanidad. Pero Torra no tiene excusa. Yo creo que es muy poco inteligente, intelectual y emocionalmente. Y, en contra de lo que dicen, inculto, porque la cultura exige conocimientos, pero es lo que producen esos conocimientos cuando caen en terreno fértil. A su modo, lo explica bien el Evangelio en Mr. 4,1-9 y Lc. 8,4-8.